Han pasado diez años de aquellos primeros entrenamientos en los que conquistamos parques y jardines de Madrid, encuentros en torno a las nociones básicas del rugby, interrumpidos por agentes de seguridad que nos expulsaban, perros sueltos que querían cazar aquel balón que votaba raro o las plagas estacionales de pulgas y mosquitos.
Los Titanes no participaron en su primera competición oficial, la Copa de Madrid frente al Rugby Alcorcón, hasta noviembre de 2014, lo cual fue la previa de nuestra entrada en la liga regional madrileña en la temporada 2015-2016. En aquellos primeros tiempos, lo políticamente correcto nos evitó los insultos y opiniones homófobas, pero los equipos contrarios a menudo alineaban a jugadores de divisiones superiores, pues ningún club quería ser el primero en perder con el equipo gay.
El amor y respeto por el rugby, junto a nuestra capacidad de lucha hasta el último segundo del partido, aunque el marcador fuera claramente superior, abrió mentes y silenció voces. Conseguimos romper muchas resistencias y hacer entender a muchas personas la necesidad de que las personas LGTBI fueran también visibles en el deporte.
Antes de los campos de rugby, las equipaciones, los patrocinios, los torneos internacionales y los impactos en medios de comunicación, Madrid Titanes éramos solo un grupo de personas que creímos en el sueño de Víctor Granado: generar un espacio seguro, de libertad y disidencia, donde las diferencias y diversidades se celebraran, sumaran y se reivindicaran. Ninguno imaginamos en aquellos primeros momentos que Titanes nos cambiaría la vida y sería mucho más que un club deportivo.
La red de apoyo, empoderamiento y cariño que encontré en los Titanes alejó de mí el miedo y los prejuicios. No solo dejé de esconderme y empecé a vivir en libertad, también sembró en mí la necesidad de luchar desde el activismo y la visibilidad por un deporte inclusivo y socializador.
La lucha, compartida con tantos Titanes a los que quiero y admiro, debe seguir. Por todas aquellas personas que no han encontrado la fuerza para hacerlo, que están atrapadas en el silencio y paralizadas por una sociedad que sigue discriminando y apartando al diferente.
Ese es el legado y ese debe seguir siendo el futuro de Madrid Titanes.
David Guerrero
Expresidente de Madrid Titanes
10 años después